Peso pluma, por la cobardía.

Sé que no te interesa,
sé que es ingenuo de mi parte,
haberle dado otro significado
a los atardeceres.

Te cargué con un peso
que no te corresponde,
que no pediste.
Uno por el que ni siquiera preguntaste.

Sí. Es mi puño el que toca a tu puerta.
Pero tenías razón,
soy un cobarde,
nunca espero a que abras.

Me pesa la lengua,
no sé si es miedo
o ansiedad de encuentro.

Mis manos tienen cosquillas,
creía que eran nervios.
Los de siempre, ya sabes, pero no.

Las voces en mi cabeza,
se han encargado de contarme
sobre este deseo de tocarte.

Tengo sueños horribles,
tan horribles que al despertar
creo que estoy enamorado.

Y no, no hace falta decirte de quién.
Ya lo sabes, porque sí,
siempre sabes todo.

¿Sabes
cómo
arrancarte
de mí?